Redacción
Spielberg, Austria
Max Verstappen se llevó una victoria más en la carrera al sprint del Gran Premio de Austria. Fiesta en Red Bull porque ‘Checo’ Pérez fue segundo en una sesión que comenzó en mojado pero acabó para muchos en seco, desatando el caos del sexto puesto hacia atrás.
Entró delante Lance Stroll después de dos vueltas surrealistas en las que Fernando Alonso pudo adelantarle en multitud de ocasiones, pero prefirió protegerle y no arriesgar dos buenas posiciones. Nico Hulkenberg era el primero de los valientes que probó con blandos cuando la pista se secó, y volvió a amenazarles en la distancia, por lo que el asturiano tiró de veteranía por el bien de su escudería.
Unas horas antes de todo eso, Verstappen volvió a llevarse la pole, esta vez en la ‘sprint shootout’, y de nuevo lo hizo como el viernes, sin sufrir lo más mínimo. Sobrado de tiempo y de neumáticos, ni siquiera Pérez le inquietó, pero conformó con él una primera línea de Red Bull en casa, en su circuito.
Carlos Sainz solo pudo ser quinto, aunque solventó bien la papeleta de los neumáticos, mientras Fernando Alonso no pasó de la séptima y se encomendó al buen ritmo en carrera del AMR23 para remontar. Delante, Norris y Hulkenberg se colaron entre los punteros, aunque a la postre no les sirvió de mucho.
La salida ya prometía emociones fuertes porque la pista estaba mojada pero ya no llovía. Y así fue, porque en la primera vuelta Pérez pasó a Verstappen y le mandó a la hierba tras la primera curva, pero el neerlandés se la devolvió en la siguiente horquilla, dejando sin espacio a su compañero y recuperando su posición. En esa batalla, Hulkenberg estuvo en medio pero logró salir airoso y seguir segundo, mientras Norris se veía taponado por la pelea de los Red Bull y perdía posiciones con los Aston Martin y con Albon.
En esa batalla, Alonso intentó un exterior que no le salió por lo complicado de la pista y se fue largo, pero aún así ganó posiciones, antes de que todo se estabilizase. Por delante, con el devenir de las vueltas, tanto Pérez como Sainz, primero, y los Aston Martin después dieron buena cuenta de Hulkenberg, cuyo Haas sufría con los neumáticos intermedios.
Razón de más para atreverse a hacer lo que George Russell hizo un par de vueltas antes, montar los neumáticos de seco. Tanto Alonso como Verstappen habían conversado sobre el estado de la pista, para ver si mejoraba, y vaya si empezó a hacerlo. El primero en verlo fue el inglés, que rodaba muy lejos de los puntos, pero que con gomas nuevas llegó a la octava posición haciendo una vuelta rápida detrás de otra, como había hecho Verstappen al inicio de la prueba.
De este modo, una batalla que ya había sido preciosa de por sí, con Albon y Ocon repeliendo a Leclerc y Norris en el límite de la zona de puntos y los Mercedes junto al otro Haas de Magnussen peleando por detrás, se convirtió en una guerra sin cuartel. La guerra de las ruedas de seco, con medios para unos y blandos para otros. Una auténtica revolución, en la que todos giraban tres segundos más rápido que los cinco primeros, aunque no pudieron alcanzarles.
El caos desatado permitió a Hulkenberg, cuando parecía una maniobra masoquista, ser sexto y amenazar a Stroll y Alonso, que tiró de veteranía y compañerismo pero pudo ser cuarto fácilmente. Igual con Russell por detrás, que se comió a Albon y Gasly, el único de intermedios que sufrió de verdad por no cambiar. Si la carrera dura cinco vueltas más, incluso la victoria de Verstappen hubiese corrido peligro, pero el bicampeón lo tenía todo bajo control. Y, si nada cambia, la carrera del domingo también.