AFP
Paris, Francia
Diez escuderías en la salida y siempre ganan los mismos. Ahora es Mercedes la que reina en la Fórmula 1 desde 2014. ¿Por qué los constructores son tan numerosos en la categoría más importante del deporte del automóvil?
En 2020, son siete en la parrilla, con Mercedes, Ferrari, McLaren, Aston Martin (patrocinador de Red Bull este año, que se inscribirá en su nombre propio con Racing Point el año próximo), Alfa Romeo (con el antiguo Sauber), Renault y Honda (que motoriza a Red Bull y AlphaTauri).
Esta presencia importante se explica por la «visibilidad mundial muy importante» que ofrece la F1, en alza desde que se hicieron cargo de la misma los estadounidenses Liberty Media en 2017, señala Flavien Neuvy, director del Observatoire Cetelem del automóvil. «Es muy bueno en términos de notoriedad», añade. «Cultivan de este modo una imagen de constructores avanzados, en busca de la investigación y la innovación».
El regreso de Mercedes como escudería en 2010 coincidió de este modo con el rejuvenecimiento y la internacionalización de la clientela de la marca, cuyo valor estimado ha pasado de 25.200 millones de dólares en esa fecha a 50.800 millones en 2019.
– Traspasos y tecnologías –
Los traspasos de tecnologías entre F1 y vehículos de carretera forman también parte de los beneficios.
Ferrari da como ejemplo la hibridación de motores. La Scuderia se hizo notar en F1 en 2011 con la introducción del KERS (sistema de recuperación de la energía cinética en el frenado), una tecnología transferida a las carreteras en 2013 con Ferrari. Después, la marca del caballito lanzó en 2019 su primer auto híbrido, el SF90 Stradale.
Markus Schäfer, miembro del comité directivo de Daimler, hace valer los progresos obtenidos gracias al compromiso de Mercedes en F1 en materia «de aerodinámica, suspensiones, seguridad o materiales de simulación».
«A partir de la F1, hemos creado dos negocios diferentes», ilustra Zak Brown, presidente de McLaren. «Nos permite construir nuestra marca, interactuando con nuestros concesionarios y nuestros clientes. Y McLaren Applied desarrolla tecnologías en el campo de las comunicaciones, transportes, +big data+, todos nacidos de la F1».
Si el triunfo aporta innegablemente una exposición mediática suplementaria, más patrocinadores y primas de resultados, eso no tiene necesariamente que afectar a la venta de vehículos, indica Brown, cuya escudería tuvo una época sin triunfos entre 2013 y 2018.
«Nuestro negocio no ha hecho más que crecer. Nuestra marca es muy competitiva gracias a nuestra presencia en F1», afirma el dirigente estadounidense. «Lo mismo ocurre con Ferrari: no han ganado un título desde 2008, pero su marca continúa desarrollándose».
– Eco mediático –
La F1 ofrece un buen retorno a las inversiones, confían más o menos abiertamente los constructores. Las escuderías más ricas, Mercedes y Ferrari, operan gracias a un presupuesto anual de más de 400 millones de dólares, según estimaciones, las cifras reales son celosamente guardadas. Los ecos mediáticos superan los mil millones.
A partir de 2021, los presupuestos de los equipos serán limitados a 175 millones de dólares anuales. Los mastodontes de la F1 deberán reestructurarse para reducir sus gastos. Para Toto Wolff, que dirige Mercedes, estos cambios deben tener efectos positivos en términos de rentabilidad y permitir a la escudería operar sin los subsidios de Mercedes-Benz.
Por último, gracias a su internacionalización desde el inicio de los años 2000, y la expansión hacia el Medio Oriente, Asia y ahora América del Norte, la F1 permite a los constructores hacerse conocer donde tienen todavía mercados a conquistar, contrariamente a Europa.
China se convirtió de esta forma en 2015 en el principal mercado para Mercedes, con ventas anuales casi dobladas en el país desde esa fecha.
«Estados Unidos es nuestro principal mercado y China es importante para todo el mundo», abunda Brown. «El calendario se extiende a las zonas que son más atractivas para nosotros».
Hay por tanto mucho que ganar estando en F1, incluso para los que no ganan las carreras.