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Nueva York, E.U.A.
Andreescu, la prodigio canadiense de 19 años, se proclamó campeona este sábado del US Open al derrotar a la favorita Serena Williams, que quedó sin poder empatar el récord de 24 títulos de Grand Slam.
Andreescu, debutante en el torneo y primera jugadora de su país en llevarse un torneo mayor, se impuso con parciales de 6-3, 7-5 en 1 hora y 40 minutos.
Williams llegaba a la final sólida, perdiendo solo un set en seis partidos disputados y empatando el récord de 101 victorias de la legendaria Chris Evert. Ahora se quedó, una vez más, a uno de igualar a Margaret Court en el número de Grand Slams.
Andreescu llegaba a la final invicta (9-0) ante jugadoras top 10… Y Serena no pudo cambiar eso.
«Estoy demasiado agradecida», dijo Andreescu, que es además la primera tenista menor de 20 años desde que María Sharapova levantó el trofeo 2006. «Trabajé muy duro por este momento, este año ha sido un sueño hecho realidad. Competir contra Serena, una verdadera leyenda del deporte, fue increíble».
Williams se quedó por segundo año consecutivo con el plato de finalista, luego que en 2018 la japonesa Naomi Osaka se quedara con el título en una polémica rival en la que la multicampeona terminó peleando con el juez de silla y tachándolo de ladrón y sexista.
No hubo tanto drama en esta final, sí buen tenis.
«Bianca jugó un partido increíble, estoy muy orgullosa y feliz por ti», expresó Serena, casi 20 años mayor que su rival. «Fue un tenis increíble».
– Eficacia –
Williams y Andreescu, que este año también ganó Indian Wells, se habían cruzado en la final de Toronto, pero la estadounidense abandonó por dolores en su espalda.
Con casi las 26.000 que llenaron el Arthur Ashe a favor, Serena arrancó el partido con un ace, poco después de entregar el servicio con una doble falta ante una Andreescu que cometía pocos errores y estaba sacando muy bien.
No fue un golpe de suerte, en el primer set, la canadiense puso en aprietos de nuevo a la multicampeona en el séptimo game con cinco chances de quiebre -que supo salvar Williams-, antes de sí romperle para llevarse el primer set por 6-3, también con doble falta.
Mientras el primer saque de la estadounidense salía con mucha fuerza pero en falta o a la malla, la canadiense se movía tranquila por la cancha, haciendo correr de un lado a otro a su rival, que temprano comenzó a desesperar.
En su primer chance en el segundo set, otra vez dejó escapar su saque -de nuevo, doble falta- ante la sorpresa de la cancha central Arthur Ashe y de la propia Serena, que veía al cielo como pidiendo una explicación divina.
«¡Vamos Serena!», gritaban desde el público, donde estaban personalidades como la duquesa Megan Markle y el director de cine Spike Lee.
– Control y golpe final –
El primer quiebre llegó en el tercer game de la segunda manga: Andreescu, que ya había salvado en el primer set, terminó cediendo a la cuarta amenaza en ese game, pero Williams no pudo ratificarlo, una vez más con un saque que no quería entrar a la primera y un retorno deficiente, por lo general largo.
Después de quebrar en el cuarto y sexto, entregó su saque teniendo punto para partido (40-30), con Williams rehusándose a entregar todos los récords que estaban en juego.
Y ahí se intercambiaron los papeles. Serena fue la Serena que todos querían ver en el octavo y al reducir la ventaja a 5-3 se llevó una gran ovación, de quienes no estaban listos para irse ya, y se levantaron de sus asientos solo para aplaudirla cuando quebró, cómoda por fin, en 0-40, el siguiente.
El saque comenzó a entrar, aunque no del todo, pero la precisión volvió y sobre todo la confianza, pero ya había mucho daño y fue imposible remontar. Rompiéndole el servicio, como comenzó, se llevó el título y acabó con el sueño de su rival, que por segundo año consecutivo se va con las manos vacías.
«Sé que querían que ganara Serena, lo siento», dijo al final Andreescu a la tribuna.